miércoles, 9 de septiembre de 2009

QUINTERO....... IMÁN PARA EL TURISMO

Localización Geográfica
Se encuentra ubicado a 170 kilómetros de Santiago y a sólo 50 de Viña del Mar, es asequible desde la capital por la Ruta 68, desviándose por el camino La Palma para llegar a Concón y atravesando el Río Aconcagua. Otra alternativa es la Ruta 5 Norte, por La Calera y a través de la nueva y expedita ruta Nogales–Puchuncaví, que permite ahorrar unos cuantos kilómetros y poco menos de media hora de viaje.





Comparado con los balnearios de moda, llenos de edificios mediterráneos y resorts estilo caribeño, Quintero, que es comuna desde 1891, resulta ser una alternativa bastante más sencilla y menos espectacular, pero no por eso menos atractiva.

Caracteristicas son su Plaza de Armas, la base de la Fuerza Aérea, su feria artesanal, la estación de tren refaccionada como centro artesanal, la tranquila Avenida Normandie y su plaza de juegos mecánicos, sólo por nombrar algunas atracciones tradicionales que se han mantenido inalteradas por el paso de los años. Famoso por sus playas de arenas blancas, aguas cristalinas y sus dunas, tiene como respaldo una historia en la que participan piratas y hombres de mar que llegaron a sus costas en los albores de la arribo de los españoles, a mediados de 1536.

Fue descubierto por el piloto andaluz Alonso de Quintero, quien, al mando de la nave Santiaguillo, acompañó a las huestes de Diego de Almagro. Sus 174 kilómetros cuadrados albergan a poco más de 20 mil habitantes y ofrece nada menos que 12 kilómetros de playas, todas famosas y con historia propia, que seguro forman parte de los recuerdos románticos de muchos de nuestros lectores.

Y es que más de alguien debe tener en sus registros un paseo de la mano amada por las playas Las Conchitas, Los Enamorados, La Cueva del Pirata o El Papagayo.




Infraestructura Turística

Quintero cuenta con una infraestructura apta para recibir a un cuarto de su población como visitantes. Cuenta con un club de yates y un centro de deportes náuticos.


También cuenta con variadas ofertas hoteleras, residenciales y cabañas que hacen mas accequible la llegada y descanso del turista. Cada zona cuenta con sus atracciones específicas. Por ejemplo, la playa El Durazno tiene una extensa zona de restaurantes y pubs; en la hermosa caleta de Loncura es posible observar las faenas de los pescadores artesanales y su pueblo de San Pedro.

Uno de los mayores atractivos son las excursiones por las playas y roqueríos de la península por hermosos senderos tapizados de docas y girasoles que caracolean por minúsculas playas como El Caleuche, Las Conchitas, Los Enamorados y Las Cañitas. En el extremo norte de la bahía existe una zona de acantilados con la famosa Cueva del Pirata. Cuenta la leyenda que en la época de los españoles existía en el lugar un pasadizo que se prolongaba hasta la playa de Ritoque, por el que escapaban los piratas de la vigilancia realista.


Otras historias aseguran, hasta ahora sin asidero en la realidad, que en el interior de la cueva existen muchos tesoros. Hacia el oeste de los acantilados, cruzando el territorio de los surfistas, está la Puntilla de Sanfuentes, donde reposan las bases de un castillo de diseño medieval y desde donde los incondicionales de Quintero aseguran que se pueden observar las más hermosas puestas de Sol. Según otra leyenda, el castillo quedó a medio terminar porque la esposa del dueño murió, dejando al constructor sumido en la melancolía que, se dice, estaría reflejada en las puestas de sol.


El mirador natural de Quintero es el Cerro de la Cruz, conocido también como Cerro Centinela.Desde sus 175 metros de altura se admiran las extensas dunas de Ritoque, donde se mezclan la emoción de las travesías y las aventuras del silencio. Hacia el oriente, el Cerro Mauco, el último cordón montañoso de la Cordillera de la Costa, es un mudo guardián de la península quinterana.


La trayectoria turística termina en el Bosque de Las Petras, declarado Santuario de la Naturaleza por la gran variedad de aves y especies vegetales que lo habitan. Se trata de una pequeña selva estilo “valdiviana” con petras, canelos, helechos y enredaderas.